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lunes

Tizzana de Letras [por Julio Tizzani]

Hueso de gato bajo la lengua. 

En los mas espesos recuerdos todavía se encuentran rastros de aquellas leyendas , que cubrieron a este pueblo en los tiempos pasados y en los de hoy .
Repicaban los tambores en las plaza, la euforia de los negros retumbaban las calles de coro, los dientes como perlas se exhibían en aquel ritual lleno de tradición, era una selva de movimientos acentuados, las mujeres se movían al son del tambor que controlaban sus caderas. Entre la negrera se encontraba pola una negrita que se regocijaba en aquel tributo a los santos y al tambor.
Pola vivía en una calle mas arriba del mercado viejo en una casa marrón de techo de torta y paredes de bahareque adornaba acentuando el lugar con ventanales hechos de madera de cardón,  aquella negrita zamba en el pasar de los años de convirtió en una mujer mayor , la cintura se volvió gruesa y el busto prominente y caído, tenia rasgos finos debido a ser mestiza y piel curtida. la vida a Pola no la había compensado con un esposo ni hijos pero si de buen carácter y un lago de dulzura, quien un 5 de mayo por aquellos años sintió un toque en su puerta y le habían dejado la razón de su existir.
Ese 5 de mayo Pola había recogido a las morochitas Ana Lourdes y concepción, las dos almas por quien Pola dio la suya, ese día que las encontró lo único que traían era un relicario de oro que estaba vacio por dentro.
Aquellas morochas fueron la atracción de la calle, y el centro de chisme en aquel hervidero de viejas.
Las morochas se habían convertido en esplendidas mujercitas, unas ninfas regocijantes de hermosura que despertaron la lujuria a mas de un joven y al envidia de todas en el barrio. Tenían ojos grandes y brillantes una piel blanca reluciente casi traslucida unos labios finos y un cuerpo terso y carnes firmes, cada luna llena mamaíta como le llamaban a Pola, las sentaba en el solar de la casa y untaba leche de cabra con miel y sabila en el par de esculturas pueriles, para refrescar la lozanía de había vuelto ritual para aquellas damas. Se había vuelto un trió de amor fraterno de aquella zamba para las niñas.
Martica la de la esquina una vieja jorobada y boca sucia y de típicas vestiduras siempre les gritaba a las inseparables hermanas- ahí vienes las mujercitas esas se las va a lleva un seretón por fritas.
Las hermanas no hacían otra cosa que reír al escuchar semejante fabula, aunque siempre se rumoreaba de tales espectros succionad ores de doncellas.mas arriba de la calles siempre se escuchaban cuentos de tales hombres que raptaban muchachas.
Una noche ébano, sin luna y sin estrellas la oscuridad se había vuelto una lengua húmeda que rozaba el regazo de aquella casita iluminada por una luz amarilla de querosene, Ana Lourdes la mayar de las hermanas había roto su sueño por un fuerte sonido estridente parecido al de una cascada de piedras que llego a escuchar en el techo, estaba envuelta en un sudor helado que le corría por la frente y la nuca y humedecía sus miedos. De un brinco cayo en la cama de su hermana concepción que la despertó de un fuerte toque con una trémula voz  le pregunto-¿conque, escuchaste eso? Respondiendo así con un hilo de voz- no ,no escuche naita, volvete pa tu cama.
La noche había terminado y en el desayuno que estaba compuesto de paledonias con café recio Ana acudió al relato: hay mamaíta lo sentí clarito.- hay mijita, esta noche le aviso a ña consuelita pa un rosario pa espantar los malos espíritus, recitaba la negra desde la cocina.
Ese noche, las dos hermanas sintieron los mismo, peor primero un aleteo como especie d epajaro gigante, habían amanecido moreteadas y rasguñadas, el espíritu había degustado de la sabrosa piel.
Mamaíta no le quedo otra que llamar al sacerdote, en medida que los rezos aumentaban las risotadas de aquel maleante hacían ecos, las señoras se ponían las manos en los velos, y apretaban los rosarios, hasta que en una de esas el espectral cereton, se a balanceo sobre una de las hermanas, y todos le vieron la cara la tomo de los cabellos, y todos y todas lo vieron, tenia piel blanca y porosa, le pudieron detallar algunas pústulas, tenia ojos rojos inyectados de sangre y un fuerte color topacio tenia los ojos hundidos y una barba blanca casi amarilla. Saco la lengua delante de todas la tenia bífida y paso su pegajosidad en el tierno busto de la muchacha, su aliento choco con la cara gélida de ana.
Las cosas habían empeorado en el barrio las rozagantes morochas no habían sido las únicas, a una familia cercana en pleno almuerzo, el espíritu había arrojado arena sobre sus comida y poseyendo la mesa esa tarde la familia entera huyo del recinto.
Mamaíta estaba enferma de dolor, ya los rezos no bastaban, tenia que encontrar al hombre quemador de gatos, que poseía los libros para tal cual calaña tenia que salvar al barrio y a sus hijas, una tarde donde el cielo tenia una cúpula formada por ciento de nubes grises, formaban caras , lo que hiso a la negra acelerar el paso por busca del padre, ña consuelo y agua bendita.
Al llegar a su morada no vio mas que las hermanas revolcadas en el piso con las vestiduras rotas y su pureza desecha el llanto de la negra se había ahogado en el grito de dolor de las jóvenes. Ese día hubo quemas de ropas a todos los hombres  , coro que estaba en su plena lozanía se vio azotado por una epidemia de tales espíritus,  la negra pola junto con el padre habían agarrado al culpable, había sido el viejo ramón que le vendía gasolina y querosene en la cuadra de atrás al viejo le quemaron la ropa y los libros luego lo apedrearon, el trió de mujeres hicieron el relato realidad y en coro se oyo hasta en el ultimo lugar, los años volvieron a coro viejo pero los cuentos permanecieron ahí, las joyas fragmentadas en el pasado la viven sus en el día de hoy , realidad o leyenda esa incógnita es lo que le da la sabrosura a un pueblo que se goza de una cultura, cuentos sembrados bajo sus iglesias y convertidos en granos en los médanos un estigma que llevaremos los corianos hasta el sentir de la fría muerte.


@JulioTizzani90

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